lunes, 12 de noviembre de 2007

Gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964 – 1969)

La chilenización del cobre y la nacionalización pactada

Al partir de 1960, se instaló en la opinión pública nacional el tema de la recuperación de las riquezas básicas, cobrando fuerza los postulados de la nacionalización. Un primer paso en este proceso lo constituyó la llegada al Gobierno de Eduardo Frei Montalva y su programa reformista de la "revolución en libertad", cuya línea económica proponía un conjunto de reformas estructurales, destacando una nueva política cuprífera.

Dos acontecimientos marcan el inicio de una nueva etapa en la economía chilena, estructurada en el control mayoritario sobre los grandes yacimientos:

Chilenización del cobre (1964). Esta acción permitió la intervención chilena en la propiedad y dirección de la gran minería del cobre mediante la asociación con el capital extranjero; asimismo, proponía un aumento sustancial de la producción mediante fuertes inversiones y la refinación completa del cobre en nuestro territorio (1966). Nacionalización pactada (1969). En plena marcha del proceso de chilenización, el alza del precio del cobre y las altas utilidades de las corporaciones norteamericanas, motivaron en la opinión pública el debate sobre una nacionalización total, obligando al Gobierno a poner en marcha la llamada nacionalización pactada. Para administrar este enclave económico, se creó la Corporación del Cobre (Codelco), cuya responsabilidad eran las ventas y producción de este recurso.

El Estado obtuvo el 51 por ciento de los paquetes accionarios de las filiales de las empresas estadounidenses que explotaban los yacimientos de cobre de Chuquicamata, El Teniente, La Exótica y Andina. Junto con eso, también se logró de las empresas norteamericanas la concesión de un extenso plan de inversiones para incrementar la producción de este metal. Esta iniciativa permitió a nuestro país aumentar su Producto Geográfico Bruto en un cinco por ciento y lograr un superávit en la balanza de pagos equivalente a 168 millones de dólares en 1969.

Gobierno de Salvador Allende Gossens (1970 – 1973)

La nacionalización y estatización del cobre

El gobierno de la UP propuso dividir la economía en tres áreas: social, donde las empresas de interés clave para el país pasaban a ser del Estado; mixta, en la que el Estado sería el principal accionista, y privada, formada por pequeñas empresas con bajos capitales.


Ante el rechazo que el Parlamento puso para el traspaso de grandes empresas al Estado, el gobierno recurrió a un decreto de 1932, que autorizaba la expropiación de cualquiera industria considerada fundamental para la economía. Este recurso, conocido como resquicio legal, (decreto con fuerza de ley), fue usado a menudo por este gobierno para imponer sus planes ante la oposición parlamentaria.
En 1973, el Estado controlaba cerca del 80 por ciento del parque industrial del país y también muchos bancos fueron apropiados con el objetivo de estatizarlos.

Un aspecto importante de la política económica de este gobierno era tomar el control de la gran minería del cobre, mineral considerado como el “sueldo de Chile”. Sin embargo, antes de hacerlo, estatizó las compañías nacionales del carbón, creando la Empresa Nacional del Carbón (Enacar), en diciembre de 1970. El 11 de julio de 1971, el Congreso aprobó, a través de una reforma constitucional y por unanimidad, la nacionalización de la gran minería del cobre, cuyos grandes yacimientos eran, en su gran mayoría, propiedad de empresas estadounidenses.


Ley Nº 17.450

Ley Nº 17.450, esta enmienda modificó el artículo 10, Nº 10 de la Constitución para expresar que "cuando el interés de la comunidad nacional lo exija, la ley podrá nacionalizar o reservar al Estado el dominio exclusivo de recursos naturales, bienes de producción u otros bienes que declare de importancia preeminente para la vida económica, social o cultural del país". Se agregaba que "el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas, las covaderas, las arenas metalíferas, los salares, los depósitos de carbón e hidrocarburos y demás sustancias fósiles, con excepción de las arcillas superficiales".

Resultados negativos

Durante el primer año de Allende, el plan económico, aplicado por su ministro de Economía, Pedro Vuskovic, arrojó cifras positivas: el producto bruto aumentó en un 8,6 por ciento; la inflación bajó un 12,8 por ciento; la cesantía llegó solo al 3,8 por ciento, y la producción industrial se incrementó en un 12 por ciento. Pero la emisión desmedida de dinero sin el respaldo del Banco Central causó una inflación mayúscula que, en 1972, llegó a un 140 por ciento y, en 1973, alcanzó al uno por ciento diario.
Este panorama causó la aparición del mercado negro, donde se vendían productos básicos, como el arroz y harina, a precios mucho mayores que en el mercado normal, donde se transaban a un precio fijo. Junto con esto, muchas mercancías “desaparecieron” de los almacenes y supermercados. Así, finalmente, los consumidores debieron acostumbrarse a hacer largas filas o “colas” frente a los establecimientos comerciales, para poder obtener algunos productos.

Variables macroeconómicas

La economía chilena vivió un auge sin precedentes en 1971, como resultado de políticas económicas altamente expansivas. Se experimento un mejoramiento generalizado en el nivel de vida de la población, y una sensación de éxito total entre los líderes de la U.P.

Según las variables macroeconómicas tradicionales, el primer año del gobierno de la U.P. alcanzo resultados relativamente espectaculares para la economía chilena: la tasa anual de crecimiento del PGB llego al 8,0%, mucho más alta que el 3,6% del año anterior y la más alta desde 1950; la inflación disminuyo de 36,1% en 1970 a 22,1% en 1971. Es interesante notar que, durante el primer trimestre de 1971 la tasa de aumentos de precios se había reducido a niveles muy bajos respecto de las cifras normales en Chile: la inflación fue de 3,4% como tasa acumulada anual, en comparación con 16,2% en el periodo equivalente de 1970. El desempleo nacional registro una importante caída, de 5,7% en 1970 a 3,8% en 1971; esta ultima cifra era la mas baja registrada en las estadísticas chilenas. Los datos trimestrales de desempleo muestran una reducción de los desocupados de 8,3% en el cuarto trimestre de 1970 a 3,8% en el cuarto trimestre de 1971. Los salarios medios rea­les aumentaron en 22,3%.

A partir del segundo semestre de 1972 el panorama cambió significativamente. La emisión de billetes sin el respaldo del Banco Central, tuvo claros efectos desestabilizadores sobre la inflación reprimida, la escasez y los desequilibrios externos. Los mercados negros se propagaron para la mayor parte de los bienes, y aumento la brecha entre los precios oficiales y los del mercado negro. En el frente externo, la gran apreciación del tipo de cambio condujo al contrabando de exportaciones de todo tipo de bienes transables.

La caída del PGB no fue tan espectacular en términos relativos, respecto del entorno de paralización de la economía. Una explosión inflacionaria (medida por el IPC) registro los niveles mas altos en la larga historia de la inflación chilena: 260,5% (1972) y 605,1% (1973). Sin em­bargo, el IPM indica una cifra de inflación superior a 1.000% para 1973. La tasa nacional de desempleo tuvo un incremen­to moderado. El nivel de inversión bruta total cae -20% en 1972 y vuelve a reducirse en -6% en 1973; el nivel de inversión de 197 es un 26,7% inferior al de 1970.

LA ECONOMÍA DURANTE EL GOBIERNO DEL RÉGIMEN MILITAR (1973 – 1990)

•Luego del Pronunciamiento Militar del 11 de Septiembre de 1973, de acuerdo a lo dispuesto en el decreto Ley Nº 1, la Junta Militar conformada por los Comandantes en Jefe de Ejército, Marina, Aviación y General Director de carabineros, asumió el gobierno de la nación, aplicando un nuevo modelo llamado Sistema Neoliberal.


El Neoliberalismo como propuesta económica

El Neoliberalismo es una doctrina filosófica que tiene ramificaciones en todos los campos de las ciencias sociales. Los neoliberales se dedican a ensalzar la competencia capitalista, afirmando que el mecanismo de esta última garantiza automáticamente las mejores condiciones para la evolución de las fuerzas productivas.

"Una peculiaridad del Neoliberalismo es que combina la exaltación de la libre y de la restauración automática del equilibrio con el reconocimiento de la necesidad de la intromisión del Estado en la economía. Lo peculiar de esta argumentación reside en que la defensa de la intervención del Estado en la economía se presenta como una lucha por la libre competencia".

La argumentación del Neoliberalismo es que la libre competencia es el estado ideal de la economía, pero no siempre puede ponerse en vigor, porque los monopolios la contrarrestan. Esta reacción puede ser superada y la libre competencia puede ser restablecida tan sólo aplicando una serie de medidas de política económica.

La teoría de los neoliberales se basa, en forma enmascarada, en la idea del papel decisivo del Estado en la economía, es decir, el rol del Estado debe ser el de promover la libre competencia.

Características del neoliberalismo económico:

Defienden un mercado altamente competitivo.

Aceptan la intervención del Estado en la economía, como arbitro o promovedor de la libre competencia.

Se oponen al acaparamiento y a la especulación.

Se oponen a la formación de monopolios y oligopolios

Se oponen a la fijación compulsiva de salarios por el Estado.

Rechazan la regulación de precios por el Estado, ya que deben fijarse en base a la relación oferta/demanda

Se oponen a la creación compulsiva de empleo

Se oponen al gasto público burocrático.

Defienden el libre comercio internacional

Defienden la libertad de contratación del trabajo y la libre movilidad de los factores de producción.


El 11 de Marzo de 1974, y luego de los primeros acercamientos de una alianza cívico militar-, el gobierno militar proclamó el documento denominado “Objetivo Nacional”, el cual estaba enfocado principalmente a la economía, en donde se señalaba que el país ya no se regiría por una economía en donde el principal actor era el Estado por cuanto era empresario, empleador, redistribuidor de los ingresos y por que suministraba salud, educación y cultura, como pasaba hasta los tiempos anteriores al golpe militar en el llamado “Estado de Bienestar” donde el Estado velaba por la sociedad en general. Ahora, y a raíz de este proyecto, al Estado ya no le cabía más estas responsabilidades, y daba la libertad a los particulares para intervenir económicamente a través de sus capitales en un sistema neoliberal. Este documento sentó las bases teóricas de este sistema económico debido a los intereses de los civiles y empresarios que apoyaban al régimen militar. De esta manera se planteó el posterior desarrollo de la economía nacional, la cual hemos dividido en las siguientes tres etapas:

La Implantación Del Sistema Neoliberal (1974 – 1982):

En el plano macroeconómico, la política del gobierno anterior se cambio radicalmente. Durante 1974, se comenzó a aplicar el sistema de economía social de mercado, o también conocido como sistema neoliberal, en el cual el Estado se desliga de la propiedad de los medios de producción, pasando estos a las manos de la empresa privada. Este modelo económico fue impulsado por un grupo de economistas denominados los “Chicago Boys”, llamados así por haber cursado sus estudios en la Universidad de Chicago en Estados Unidos. Dentro de este grupo se encontraban Sergio de Castro, Álvaro Bardón y Pablo Barahona, quienes veían respaldada esta tendencia en la obra “El Ladrillo”, uno de los textos con los cuales habían estudiado en Estados Unidos.

La implantación e este sistema neoliberal, trajo varios cambios, uno de los más importantes fue el de moneda, en el cual se pasó de antiguo escudo al peso, se mantuvo el dólar a un precio fijo de 39 pesos. En cuanto a al comercio con el resto del mundo, se bajaron los aranceles para la importación y exportación de productos no tradicionales. A su vez se privatizaron muchas empresas en manos del Estado, o que habían sido expropiadas durante el gobierno de Allende, aunque Codelco, por su importancia económica y estratégica fue conservada por el Estado.

Viraje en la Economía nacional y los Chicago Boys

El gobierno militar reemplazó la política estatista de desarrollo, representada principalmente por la CORFO, por el establecimiento de una economía de libre mercado, propugnada por un sector de economistas vinculados con la universidad de Chicago, conocido como los "Chicago Boys". En este modelo económico, el estado pasa a desempeñar un rol subsidiario del sector privado y el desarrollo económico de la nación a estar regido por las leyes de mercado. En el marco de la política económica la Junta cambió el sistema monetario de escudo a peso, mantuvo bajos aranceles para la importación y exportación de productos no tradicionales. Una de las primeras medidas fue el retiro de Chile del Pacto Andino, que tuvo lugar en 1975, a fin de poder ofrecer a la inversión extranjera las mismas garantías que a los inversionistas nacionales, lo que se tradujo en la ausencia de restricciones para la inversión extranjera.

Entre 1974 y 1988 el gobierno procedió a otorgar facilidades crediticias y tributarias a la banca privada. Por otra parte a través de la CORFO, se inició una política de desestatización de empresas, según los mecanismos de venta y devolución de estas, conocido como política de modernización.

Entre las empresas estatales que se conservaron está Codelco, por su notable aporte a la defensa nacional, equivalente al 10% de sus utilidades anuales.

Las cifras oficiales indican que entre 1974 y 1979, la inflación decayó del 600% a un 39%. El sector de las exportaciones no tradicionales registró en 1988 un incremento del 60% de sus utilidades.

Los Chicago Boys

Entre 1979 y 1983 el país atravesó una grave crisis económica. Se inició con el descenso dramático de la producción industrial, que llevó a la Sofofa a anunciar el quiebre de 427 empresas. A inicios de 1981 Chile tenía una deuda externa de 11000 millones de dólares, convirtiéndose en el país con la deuda externa más alta del mundo. En 1982, ante el virtual quiebre de la banca privada, el gobierno militar procedió a conceder préstamos, por intermedio del banco central, estimados en 5000 millones de dólares, repartidos entre 20 bancos, que se encontraban técnicamente quebrados. Estos préstamos son conocidos como "deuda subordinada".

En junio de 1982, el ministro de hacienda anunció públicamente que el Estado de Chile estaba al borde de la quiebra, con una deuda externa de 16000 millones de dólares.

A partir de 1982 comenzó un lento proceso de recuperación económica centrado principalmente en la exportación de productos no tradicionales de origen agroforestal.

Uno de los factores que incidió positivamente en este proceso fue, además de los bajos aranceles y franquicias tributarias, la progresiva desaparición del latifundio y su sustitución por pequeñas unidades productivas.

Estas medidas llevaron a que la economía chilena fuera considerada a partir de 1988 sólida y rentable, lo que ha convertido a Chile en un país atractivo para la inversión extranjera.

El Colapso del Sistema Neoliberal (1982 – 1984):

Esta situación se torna problemática hacia 1982, momento en que la deuda externa superar los 16.000 millones de dólares, que según el régimen militar se debía a la gran recesión económica mundial, pero que sin duda se veía agravada por la excesiva libertad económica en perjuicio del estado y de la mantención del dólar a precio fijo, que favorecía a los importadores pero no a los exportadores, con lo cual un sinnúmero de empresas se declararon en quiebra durante 1982 y 1983, produciendo un desempleo del orden de un 30%. Por esta situación se terminó con la fijación del dólar en 39 pesos, lo que trajo la riqueza para algunos y la pobreza para quines mantenían deudas en dólar, ya que estas se dispararon.

A esta ya grave situación se debe sumar que en el año 1982 se produce una recesión mundial, un fenómeno económico originado por un cambio en la política monetaria de Estados Unidos. En términos prácticos se cierran industrias, aumenta la cesantía, baja el precio del cobre y hay que pagar los créditos otorgados al país. Junto con la crisis económica renace la oposición política activa. Desde el 11 de marzo de 1983 y hasta el 30 de octubre de 1984 se realizan violentas protestas en contra de la dictadura. El gobierno respondió con una fuerte represión, incluyendo la mantención del orden por militares, en estos años es cuando se dan las protestas más violentas contra el gobierno militar debido a:

  • Altas tasas de desempleo
  • Desigual distribución del ingreso nacional
  • Aumento de la pobreza urbana y rural
  • Falencia en la administración de la salud pública y en la educación

De esta manera las protestas rápidamente tomaron un carácter político en donde se exigía la salida de Pinochet del poder y el retorno a la democracia.

La Economía Durante los Últimos Años del Régimen Militar: Mejora la Situación Económica del País (1984 – 1990):

Una vez pasada y asimilada la gran crisis de principios de la década de 1980, el régimen militar se volcó a la tarea de crear una economía más sólida, lo que a su vez acallaría las voces disidentes. Es así como se empieza a hablar de crecimiento sostenido o desarrollo económico en el país durante estos años. El estado procuró diversificar la economía exportando diferentes productos que fueran competitivos en el ámbito internacional. Esto se complementó con una modernización a gran escala del Estado, que en su mayoría significó la privatización de los varios de los servicios básicos, de otras empresas estatales, fundamentalmente ligadas al ámbito de la minería, de la salud, educación y vivienda. En este contexto incluso el gobierno militar experimentó una notable mejoría en el aspecto económico hacia el final de su período, lo que dificultaba a la oposición el tener elementos para triunfar en el plebiscito de 1988.


Conclusiones

Creemos, como grupo, que sin duda lo que demarca económicamente al golpe militar es la constitución de 1980. La implementación del sistema capitalista en Chile se suponía que sería la solución al desastroso escenario económico que se heredó del gobierno de Allende. Se crea el sistema neoliberal, en donde el Estado se desligaba totalmente de la economía del país, y en donde los privados podían ser parte, y más bien protagonistas de una economía dinámica y más libre. La asignación de recursos debía depender de la oferta y la demanda en un régimen de libertad de precios; las fuerzas del mercado debían reemplazar a las decisiones del Estado. Este último debía tener un papel subsidiario, lo cual implicaba limitar su tamaño y traspasar al sector privado las empresas estatales que absorbían escasos recursos y eran estimados como ineficientes. Propiciaban la búsqueda del equilibrio fiscal y recomendaban evitar que el déficit fuese financiado con emisiones de dinero. Para ello era necesario devolver la independencia a los bancos centrales, cuya política monetaria debía buscar la estabilidad a través del control de la emisión.

Las primeras tareas que enfrentaron los nuevos equipos económicos fueron el control de la inflación, disminuir la excesiva intervención gubernamental y revertir el bajo crecimiento. El remedio, como dijimos, era liberar los mercados, incluyendo la reducción de las barreras al libre comercio y flujo de capitales.

En nuestro país, se inició también un proceso de privatizaciones de las empresas estatales. El conjunto de estas medidas debía mejorar la distribución de los recursos, eliminar las trabas a la actividad económica y así lograr un crecimiento más alto. Frente a esto, el destacado economista Milton Friedman, de paso por Chile sentenciaría: “es una lástima, que nuestro modelo neoliberal no haya triunfado en regímenes democráticos”.

Chile fue el país que llegó más lejos en aquellas medidas y obtuvo mayores progresos. Su proceso de privatización se inició con la devolución de lo expropiado por la Unidad Popular y la privatización del sistema provisional creándose para ello las Administradoras de Fondo de Pensiones (AFP) en 1981. En una segunda etapa, entre 1985 y 1989, el Estado chileno privatizó una serie de empresas del área de comunicaciones y algunas grandes empresas productoras y de servicio. Con estas ventas, la participación del Estado en el PGB se redujo menos de un 16%.

Gobierno de Patricio Aylwin

Entre 1945 y 1989 Chile vivió en un periodo de inflación crónica generado por los problemas internos y externos de la economía chilena. Tasas de dos y hasta tres dígitos eran provocadas por la emisión excesiva de dinero del Banco Central para controlar el sostenido déficit fiscal.

Sin embargo, a comienzo de los años noventa la situación empieza a mejorar en nuestro país. La eficiencia del Ministerio de Hacienda para mantener el control del gasto fiscal y la participación en las políticas monetarias de un Banco Central con características autónomas para fijar las tasas de inflación hicieron que, durante los ocho años iniciales del gobierno de la concertación desde la elección de Patricio Aylwin, se redujera la inflación a menos de un 10% en 1998.

Además, durante el gobierno de Aylwin se constituyó el Programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE), que básicamente impulsaba el perfeccionamiento de profesores, ayudaba a los adultos a completar su educación e incrementaba las raciones alimenticias escolares. En la educación superior (universidades tradicionales), se estimuló la elección democrática de sus autoridades, como rectores, decanos y directores. El modelo económico adoptado por Chile, destinado a un desarrollo equitativo y sustentable, tuvo buenos resultados. Al comienzo de la administración del presidente Aylwin la inflación alcanzaba a un 30%, en tanto que, al término del año 1993, esta cifra se redujo a un 12,2%. Del mismo modo, el crecimiento económico registró un aumento sostenido, alcanzando la cifra récord de 10,4% en 1992, el más alto en 27 años.

La relación de Chile con el Mercosur también es un tema importante de este gobierno. Mercosur es el Mercado Común del Sur, unión formada por Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil, creado en 1994. Chile fue invitado a participar de ella pero diferencias arancelarias que proponía Chile en su integración al mercado de América Latina provocaron una abstención para el ingreso. Sin embargo, en 1996 se firmó el proyecto de acuerdo de libre comercio de Chile con el Mercosur, en el cual se estableció un marco jurídico e institucional para la cooperación económica e integración física.

Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle

Corresponde al período entre 1994 y 2000. En el gobierno de Frei se dio mucho énfasis a las relaciones internacionales de Chile en el ámbito económico, iniciando los acuerdos para, en el futuro, firmar tratados de libre comercio, inversiones en infraestructura y la modernización y el crecimiento de la economía chilena.

Dentro de los avances económicos del gobierno de Eduardo Frei destaca el proceso de modernización económica y el nuevo acercamiento al mundo por parte de Chile, así como un crecimiento económico durante 1994-1997 con promedio de 8% del PIB. También se produjeron evoluciones en el ámbito económico como la firma de tratados de libre comercio con Canadá, México y los países de Centroamérica, la incorporación de Chile como miembro al Mercosur, a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y a la APEC.

La crisis económica en producida principalmente por la Crisis Financiera Asiática, que comenzó con la devaluación de la moneda tailandesa, fue uno de los principales problemas económicos que debió enfrentar el gobierno de Frei. El impacto en la economía mundial fue muy alto, pero se desconoce la exactitud de los problemas que causó a nivel global. Sin embargo, Chile logró recuperarse el 2003 con el repunte de los precios del cobre y el crecimiento económico disminuyendo la cantidad de cesantes, que llegó a un 12% en el auge de la “primera gran crisis de los mercados globalizados”.

La economía del país, vinculada estrechamente al fortalecimiento del comercio exterior chileno, llegó a convertirse en la más fuerte prioridad del gobierno de Eduardo Frei. Los resultados, en términos macroeconómicos, fueron altamente exitosos. Chile logró encabezar el crecimiento económico en Latinoamérica durante 1995. Las cifras son elocuentes: un crecimiento económico del 8,2%, el más alto de la región; la inflación descendió de un 8,9% en 1994, a un 8,2% en 1995, una tasa de ahorro de un 27,3% del Producto Interno Bruto.

La balanza comercial siguió arrojando saldos cada vez más favorables. Los retornos en divisas ingresadas al país también crecieron en forma inesperada. Así, de los 11.450 millones de dólares alcanzados en 1994, aumentaron en 16.039 millones en 1995, debido al alto precio de cotización del cobre, la celulosa y el harina de pescado.

Otro elemento característico del gobierno de Frei es la implementación de centrales eléctricas como Ralco y Colbún, lo que a la larga le trajo serios problemas políticos por una cuestión medioambiental y los daños que podían ser causados a los pehuenches en el Alto Bío Bio.

Analizando al Gobierno Laguista




Más allá de las exageraciones, el gobierno de Lagos merece un análisis cuidadoso. Con él llega a la plenitud la aplicación del modelo neoliberal instaurado por la dictadura militar. Ya no es posible ir más allá. Ricardo Lagos es uno de los líderes de la llamada “tercera vía”, impulsada por el socialismo europeo y las corrientes socialdemócratas estrechamente vinculadas al imperio norteamericano. Lagos recorrió el mundo hablando del “milagro chileno”, que implícitamente legitima el modelo económico de Pinochet. Para Washington, Lagos es el paradigma del “izquierdista bueno”, capaz de mantener excelentes relaciones con el imperio porque no obstaculiza la globalización capitalista. Al contrario, colabora eficazmente con ella.

Un análisis de su gestión debería dar respuesta a una pregunta inquietante: ¿Cómo un gobierno que logra promedios de crecimiento mediocres -inferiores a los de Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle-, que sirve de instrumento a los designios norteamericanos en la región y que no resuelve los problemas principales de la sociedad, que incluso los agrava, es visto como un gobierno de Izquierda y obtiene niveles de aprobación tan elevados?

UN EXITO QUE ES FRACASO

Chile figura entre los países considerados con mejor manejo macroeconómico en el mundo. Esa circunstancia provoca elogios desmedidos, pero, paradojalmente, constituye un ejemplo límite de lo que significa ese tipo de éxito. En ese contexto, es aparentemente inexplicable que con un ingreso per cápita cercano a los 7.000 dólares, haya tres millones de pobres, 500 mil desempleados y que falten 500 mil viviendas, sin mencionar los tremendos déficits en salud y educación. Mientras el 45% de los jóvenes de familias pobres que buscan trabajo no lo encuentran, la educación chilena vegeta entre las peor evaluadas del mundo (en las últimas evaluaciones PISA apareció en los lugares 35 y 36, de un total de 41 países). Aumenta la desigualdad de ingresos: entre 1990 y 2005 la distancia entre el 5% más rico y el 5% más pobre se elevó de 110 a 220 veces. El sistema previsional se encuentra en crisis, imposibilitado de ofrecer prestaciones adecuadas a millones de afiliados a las AFP que deberán recibir miserables pensiones mínimas financiadas por el Estado. Entretanto, en el sistema de AFP hay acumulados más de 70 mil millones de dólares.

La concentración del capital en Chile es impresionante. Según el FMI, en 2004 Chile tenía el mercado bursátil más concentrado de América Latina y de las economías emergentes del mundo. Sólo el 38% de los títulos no estaban en manos de los controladores, y el año 2003 tres grupos económicos concentraban el 74% del patrimonio de todas las sociedades anónimas. Las utilidades de las grandes empresas suben año a año -y durante el gobierno de Lagos han batido récords-. Las de los bancos culminaron en 2005, al finalizar el sexenio, con una ganancia de más de 778 mil millones de pesos (1.467 millones de dólares), lo que significa un aumento del 12,78% respecto del año anterior.

El ejemplo que mejor caracterizó la política económica del gobierno de Lagos fue la relación con las transnacionales que invierten conforme a las garantías establecidas en el DL 600, sobre inversión extranjera, impuesto por la dictadura. De esas transnacionales las más importantes están en la gran minería del cobre, y producen prácticamente el doble que la empresa estatal Codelco principalmente a base de concentrados, es decir, con muy escaso nivel de elaboración. Más o menos a mediados de 2003 se incrementó la producción cuprífera de las transnacionales que operan en Chile, produciendo en el mercado mundial una sobreoferta que hizo caer drásticamente los precios. El período de recuperación comenzó con la reactivación económica de los países occidentales y el fuerte aumento de la demanda de China, que, con tasas de crecimiento de entre 9 y 10 por ciento al año, lidera la demanda de materias primas y se ha convertido en la cuarta potencia económica mundial. En Chile se produjo también un aumento de las inversiones en el cobre. En 2000 la inversión extranjera registraba una baja anual del 20% y en la actualidad ostenta un crecimiento del 23%.

En junio de 2002 un grupo de personalidades ligadas a la defensa del cobre presentó una demanda civil contra las transnacionales por el daño directo que sus prácticas habían causado al Estado desde el momento de la transición. Lo estimaron en 32 mil millones de dólares. En la demanda abordaron el tema de la sobreproducción, de la evasión tributaria, de los fraudes cometidos con los precios de transferencia, el pago excesivo de intereses por préstamos proporcionados por la casa matriz o alguna filial, los costos de seguros y fletes abultados, etc.

A pesar de estas denuncias -en las que destacó el ex senador Jorge Lavandero- que demostraron que las transnacionales eludían impuestos y burlaban la ley, nada hizo el gobierno. Una acuciosa investigación realizada por las comisiones de Hacienda y Minería del Senado llegó a conclusiones similares, que no lograron conmover al Ejecutivo, preocupado de mantener las mejores relaciones con las transnacionales a sabiendas de que éstas se aprovechaban de esta situación.

Entonces, detonó el caso Disputada. Propiedad de Exxon, la transnacional decidió vender Disputada a la Anglo American en 1.700 millones de dólares. Disputada no había pagado nunca impuestos. Durante veinticuatro años declaró pérdidas. Entretanto, en el período total produjo más de tres millones de toneladas de cobre fino por un valor cercano -entonces- a 6.200 millones de dólares. Supuestamente, la empresa constituía un pésimo negocio dada la situación de pérdidas permanentes. Sin embargo, Anglo American estuvo dispuesta a pagar 1.700 millones de dólares, y con ello hacerse de un crédito contra el Fisco por 700 millones de dólares, por lo que es probable que Anglo American tampoco pague impuestos durante el resto de vida útil del yacimiento.

Aunque las transnacionales siguieron haciendo su agosto, en el gobierno de Lagos quedó claro que la opinión pública estaba preocupada y no creía en la limpieza y honradez de las transnacionales. Por primera vez comenzaron a perfilarse sus exacciones en perjuicio de Chile.

Finalmente, en el gobierno de Lagos, después de un tímido intento de royalty para la minería rechazado en el Congreso, en una segunda tentativa se aprobó un impuesto específico del orden del 5%, escalonado, que tendría un rendimiento de alrededor de cien millones de dólares al año, destinado en su mayor parte a un fondo de innovación tecnológica. El proyecto aprobado contó con el visto bueno de las empresas extranjeras. Sin embargo, ahora, cuando se acerca el día en que debe pagar, minera Escondida ha notificado al gobierno que no cancelará el impuesto porque un socio minoritario está acogido a invariabilidad tributaria, circunstancia que “arrastraría” a los accionistas mayoritarios. La lógica lleva a pensar que el socio acogido a la invariabilidad no debe pagar el impuesto específico llamado royalty, y sí deben hacerlo en proporción a sus acciones los que no gozan de la invariabilidad tributaria. Pero ese será un problema que deberá resolver la presidenta Michelle Bachelet.

LA INVERSION EXTRANJERA

En Chile se ha configurado un cuadro complejo en cuanto a la manera como funciona la inversión extranjera, que ha agravado el gobierno de Lagos con las garantías a la inversión extranjera que ofrecen los distintos tratados de libre comercio suscritos por el país.

Esos tratados han sido pilares en la política económica del presidente Lagos. Corresponden a formalizaciones de las relaciones económicas internacionales en el marco de la globalización neoliberal. Lógicos y razonables en la mayoría de los casos -en que se trata de economías complementarias y/o de aprovechar ventajas para las exportaciones chilenas, acoger inversiones que signifiquen recursos externos y además tecnología y asegurar intercambios fluidos-, pasan a ser discutibles cuando se trata de relaciones con grandes economías. Especialmente en el caso del TLC con Estados Unidos que tiene, además, sentido geopolítico de alianza y vinculación estratégica. Lo esencial allí son las garantías para las inversiones norteamericanas y su calidad de “primer paso hacia el Alca”. Como ha sido reconocido por el presidente Bush, y caracterizado por el ex secretario de Estado Colin Powell: “Nuestro objetivo con el Area de Libre Comercio de las Américas (Alca) es garantizar para las empresas norteamericanas el control del territorio que va desde el Polo Artico hasta la Antártica y el libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad, a nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio”, declaró.

El TLC con Estados Unidos fue la culminación exitosa de la opción tomada por la Concertación de privilegiar la relación con la superpotencia en desmedro de entendimientos con los países latinoamericanos, que en su mayoría rechazan el Alca y buscan caminos complementarios y de ayuda mutua en el plano económico y también en las relaciones políticas, lo que ha provocado un creciente aislamiento de Chile que sólo en los últimos meses del gobierno de Lagos parece haber sido comprendido en sus verdaderas dimensiones. Los múltiples tratados de libre comercio, finalmente, se convirtieron en logros mediáticos que convencieron a muy amplios sectores de que Chile está a poca distancia de transformarse en país desarrollado y que es considerado un socio deseable -y virtualmente indispensable- para los países más influyentes del planeta. Algo que, obviamente, sólo contribuye a la autocomplacencia y el engreimiento de los sectores dominantes y juega como cortina de humo para el conjunto de la población.

TLC, Negociaciones....

Pese a las dificultades derivadas de la decisión de Chile de no apoyar el uso unilateral de la fuerza en Irak, y tras catorce rondas de negociación, se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Chile y EEUU.

De esta forma, Chile se convierte en el primer país de América Latina, aparte de México, en suscribir un pacto comercial con la principal potencia mundial. Sin duda, la misión no fue fácil. Chile es un país pequeño, ubicado en el último rincón del mundo, y con un mercado reducido. ¿Cómo se explica entonces el éxito del equipo negociador?

¿POR QUÉ NEGOCIAR? Desde el retorno a la democracia, Chile ha desarrollado una política negociadora de acuerdos comerciales con sus socios más importantes.

De esta forma y acorde con el objetivo de hacer política exterior primero “en el barrio”, los gobiernos de la Concertación privilegiaron los tratos con América Latina y luego Canadá. Después se iniciaron las negociaciones con economías más desarrolladas, como la Unión Europea, Corea del Sur y Estados Unidos, que culminaron -tras intensas reuniones- en 2002.
En la práctica, debido a que Estados Unidos es el principal socio comercial y el más importante inversionista en Chile, el TLC permitirá un aumento relevante de las exportaciones, la posibilidad de acceder a productos más baratos y aumentar la generación de empleo. Ello, porque -se estima- los principales beneficiarios del TLC serán las industrias manufactureras, que son las que generan más trabajo e incorporan mayor tecnología a sus productos.



Asimismo, se acordaron mecanismos para defender los intereses comerciales chilenos en Estados Unidos y se definen procesos transparentes para resolver controversias comerciales. Ello fortalece además la estabilidad económica y mejora la clasificación de riesgo de Chile, un asunto de suma importancia para atraer nuevas inversiones.

EFECTOS

Uno de los principales efectos del TLC es que todos los productos que se exporten al mercado norteamericano gozarán -en distintos plazos con un tope de doce años- de exención arancelaria.

Así, el 95 por ciento de los productos nacionales exportados a EE.UU. tendrá desgravación inmediata y sólo un 1,2 por ciento gozará de una desgravación en un período entre diez y doce años.

En el área agrícola, los plazos de desgravación son más largos, para dar la oportunidad de ajustarse a las nuevas condiciones. Si bien los aranceles serán eliminados en el tiempo, el TLC tiene cláusulas que protegerán a los productores chilenos de alzas súbitas de importaciones agrícolas desde EE.UU.

Además, el sector obtuvo importantes beneficios: el 80 por ciento de sus exportaciones tendrá arancel cero una vez entrado en vigencia el acuerdo y en un plazo de doce años, el 100 por ciento del comercio agrícola actual y potencial tendrá desgravación total.

Se establecieron, además, buenas perspectivas para el sector vitivinícola, garantizando el acceso en el mediano y largo plazo, además de certificar que ningún otro país gozará de mejores condiciones de acceso.





Lagos... un Cambio.


El 2000, Chile vivía uno de los momentos económicos más complicados desde el retorno a la democracia. La crisis asiática afectó enormemente el mercado interno y especialmente al ámbito laboral, con cifras de desocupación que superaban los dos dígitos. En este contexto, el Ejecutivo instauró una serie de medidas que apuntaban, por un lado, a entregar una ayuda inmediata a quienes se encontraban sin trabajo; y, por otro, estableció nuevos programas para reducir de manera sostenida y en el mediano plazo los índices de cesantía.

La evolución de las cifras de empleo demuestran que las decisiones tomadas por el Gobierno fueron correctas, y tal como lo recalcó el Mandatario, “el desempleo es un recuerdo del ayer”.

En este sentido, los últimos indicadores entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) proyectan un futuro más estable para el mercado laboral. En el trimestre móvil noviembre-enero 2006, la desocupación alcanzó un 7%, medio punto menos que en igual período del año anterior.


El secretario de Estado destacó que durante la administración del Presidente Lagos se crearon anualmente cerca de 100 mil nuevas plazas laborales; además, en los últimos meses se logró que la fuerza de trabajo (personas mayores de 15 años que se encuentren en la condición ocupados -desocupados) creciera en menor número que las nuevas plazas laborales; y en seis años la cesantía bajó más de un punto porcentual. “En la medida que nuestra economía sea capaz de crear una mayor cantidad de empleo, con más rapidez y dinamismo que el aumento de la fuerza de trabajo, tenemos un indicador que va por buen camino” sostuvo Ljubetic.

Otro punto que destacó Ljubetic fue la mayor incorporación de las mujeres al campo laboral que se observó en los dos últimos años. “En el caso de las familias más pobres esta entrada representa un segundo ingreso a las familias, facilitándoles así la posibilidad de salir de la situación en que viven”, puntualizó.

El secretario de Estado también dijo que se ha producido un reordenamiento en los sectores que crean empleos, lo que explica la paulatina caída que ha mostrado la industria en el último tiempo. “El sector terciario y servicios es el que presenta mayor actividad, lo que es una tendencia internacional. De esta forma se explica el menor dinamismo que han experimentado otros rubros, como el industrial”.

Excedentes del Cobre:


En el Gobierno de Michelle Bachelet, se produce un fenómeno importantísimo. La gran cantidad de excendentes del cobre chileno. Ha habido muchas disputas de los fines que el gobierno debiera dar a estos fondos, y la Presidenta en su discurso del 21 de mayo de este año se refirió expresamente del tema:

Dos fondos para excedentes del cobre

En este punto, dio una clara señal de prudencia, a modo de calmar a aquellos sectores que presionan para un gasto inmediato de esos recursos.
"El precio del cobre constituye una oportunidad, pero también un desafío", declaró la Presidenta.
Y de inmediato aclaró que se gastará una parte de los excedentes y se ahorrará otra, pero siempre dentro de la regla del superávit estructural del 1 %.
A continuación, la Presidenta dio respuesta a las dudas respecto de en qué se gastará el dinero del cobre: "Mi gobierno, en el proyecto de ley de Responsabilidad Fiscal, ha propuesto al Congreso la creación de dos fondos, uno de Garantía de Pensiones y otro de Estabilización Económica y Social. En estos fondos vamos a depositar los ahorros de este auge pasajero" .

Presupuesto 2007: La Calidad del Gasto Público

Las cifras globales permiten señalar que aun-que este erario es el más expansivo de los
últimos años, ha sido elaborado con responsabilidad, con una especial preocupación por los sectores sociales y reafirmando el concepto de superávit estructural.
En primer lugar, el Ministerio de Salud busca aumentar su presupuesto en un 13%, en donde la salud primaria jugará un rol fundamental, con un in-cremento de 16%, como también los recursos destinados a inversiones en infraestructura y equipamiento hospitalario.

Bachelet y los Tratados Libre Comercio


TLC con Perú


TLC con China :


La sexta economía del mundo:
Chile es el primer país del mundo que acuerda un Tratado de esta naturaleza con China, la cual es una gran potencia de más de mil 300 millones de habitantes.


TLC con Japón:
Chile es el primer país suramericano en asociarse con Japón, la segunda economía del mundo, con un mercado potencial de 128 millones de consumidores.
Éste TLC, elimina los aranceles a la exportación agrícola y permitirá la llegada de la tecnología nipona a mejores precios.


TLC con Unión Europea:
Chile ya posee también un TLC con Corea del Sur, un acuerdo comercial parcial con India y acuerdos de asociación con Nueva Zelanda, Singapur y Brunei.
Chile, que lleva a cabo una intensa política de apertura comercial, tiene además TLC con los Estados Unidos, México, Canadá y la Unión Europea.

Desafíos para la Presidenta Bachelet


Una mayor igualdad de oportunidades sienta las bases de una sociedad más justa. Esta tarea global exige al nuevo Gobierno poner un especial énfasis en tres áreas prioritarias: educación, empleo e innovación. La llegada de Michelle Bachelet a la Presidencia ha estado cargada de simbolismos. El país aguarda expectante su accionar y está dispuesto a darle la tradicional luna de miel de que gozan los nuevos gobernantes. Una reciente encuesta le da tasas de aprobación cercanas al 65% y expectativas favorables superiores al 80% respecto de su gestión. Pero estas condiciones tan favorables duran sólo si son acompañadas de resultados. En algunos meses más los chilenos y chilenas estarán evaluando cómo va el Gobierno en sus empeños por reducir la desigualdad de oportunidades y la pobreza. Ello requiere generar las condiciones para que la economía tenga un crecimiento vigoroso y sostenido, que cree cientos de miles de nuevos empleos, más allá de la ayuda puntual que puedan darnos las favorables condiciones externas. En esta columna intentaré precisar el punto de partida y analizar los desafíos centrales del nuevo Gobierno. El punto de partidaLa economía se encuentra en un buen pie, qué duda cabe. Durante el gobierno del Presidente Lagos se lograron avances sustanciales en nuestra integración comercial con el resto del mundo, se desarrolló con fuerza la infraestructura pública y se creó un excelente marco institucional para el manejo de las finanzas públicas. El crecimiento se empinó sobre el 6% en 2004 y 2005. Esto representa una significativa mejoría sobre el desempeño 2000-2003, cuando la expansión promedio fue de apenas 3,4%. Sin embargo, un análisis objetivo y desapasionado no debiera llevarnos a otra conclusión sino que el crecimiento del 6% es decepcionante. En 2004 y 2005 las condiciones externas para Chile fueron las mejores en cuatro décadas y todavía se mantienen. El precio del cobre promedió casi US$1,5 la libra, la economía mundial creció fuerte (4,7% anual) y las tasas de interés internacionales alcanzaron niveles históricamente bajos. Es decir, los vientos externos soplaron con fuerza a favor nuestro. Bajo este escenario, no podemos sentirnos satisfechos por crecer al 6%. Durante la "época de oro" de nuestra economía (1986-1997) las condiciones externas eran favorables, pero inferiores a las actuales, y crecimos -en promedio- al 7,6% anual. Para avanzar hacia el desarrollo tenemos que trabajar más en casa y depender menos del escenario externo. Los desafíos para el Gobierno de Michelle Bachelet tienen directa relación con la deuda que deja la administración anterior al país. Esto es, producir las condiciones para que Chile dé un nuevo salto que nos permita retomar sostenidamente las altas tasas de crecimiento pasadas, mejorar la creación de empleos y disminuir las tremendas desigualdades de oportunidades que aún persisten. El crecimiento no es una meta en sí misma; entre otras cosas, es la herramienta más eficaz para erradicar la pobreza. Un estudio de Attanasio y Székely (2001) demuestra que el 85% de la disminución de la pobreza en Chile etre 1987-1996 se debió al alto crecimiento económico del período, mientras que sólo el 7% fue el resultado de políticas redistributivas.